Fueron honrados con aplausos
cuando, joviales, acudieron al festejo.
Coincidieron jubilosas las miradas,
rieron el encuentro pícaras y complacidas.
Las bocas, anhelantes,
se distraían con festivas muecas.
Los corazones competían diligentes
por la senda incandescente del deseo.
Fue cálido el roce de sus manos,
ávidas éstas de caricias solidarias.
Convulsionaron
en un abrazo prieto y delicioso,
se besaron agitados
en las comisuras de los labios.
Encuentro primigenio de dos almas,
raíz florecida,
música arpada de génesis.
Asunción
Las esperanzas del decir poemas para los demas entre ellos yo...eso es el horizonte de la vida. Gracias.
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ResponderEliminarPalabras acicaladas que nacen de lo profundo para dar respuestas. Gracias, Martín Mena.
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