Fotografía: Asunción |
A la luz del crepúsculo
Nacía una luz crepuscular,
la arboleda de la pequeña villa lucía tímida.
Te esperaba, clandestinamente, con voraz desasosiego.
Imperceptibles ecos de individuos llegaban hasta mí.
Mis sentidos, embebidos de tu esencia, no acariciaban,
no percibían, no exhalaban, no avistaban,
no saboreaban otra cosa que no fueras tú.
Ese anhelo perturbado de expirar contigo.
Llegaste con las pupilas dilatadas de entusiasmo,
nos sorbimos como dos borrachos,
con la melosidad que otorga el enamoramiento.
Nos entregamos, fuimos uno, fuimos nuestro.
Asunción
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