lunes, 25 de mayo de 2015

"EL SACADOR DE ESPINAS" Capítulo I (La Misión)

Dibujo: Asunción

"EL SACADOR DE ESPINAS" 
Capítulo I (La Misión)

Ella decidió, unilateralmente, que el tiempo, componente espacial y temporal, había caducado para ambos.
Después de tres días y tres noches de infructuosa espera tomó la decisión de dejar de pisar charcos rebosantes de agua salada, etéreos, aparcar las melancólicas KatiusKas de goma blanda.

Abrió las ventanas a la mañana, permitió que la brisa fresca, casi relente, poseyera su debilitado cuerpo, su cuerpo de gata encelada, dejó que el vendaval la preñara.

Las notas musicales del tema "La Misión", de Ennio Morricone, se hacían el amor por los rincones de la casa. Es entonces cuando, Jasone, embriagada por la afinada melodía encontró la clave: - un profesional, "mi misión", encontrarlo.

No demoró lo más mínimo, desnuda, descalza como acostumbraba a moverse ágilmente y sin ataduras por la casa, tomó entre sus manos delicadas, cultivadas, el libro amarillo de los profesionales. 

No fue una tarea fácil dar con el experto adecuado, todo tipo de técnicos se mostraban frente a sus negras pupilas, las dilataban. Que si gigolos a domicilio predispuestos a todo tipo de rituales amatorios; polis malos con grilletes de acero galvanizado con garantía de esclavitud y sumisión; escanciadores de sidra asturiana, para derramar en cuerpo y alma; bomberos que apagaban fuegos corpóreos, sin agua; enfermeros de amores perdidos; ingenieros del corazón partido garantes de buenas reconstrucciones. 

Jasone, estaba a punto de cejar en el empeño. De repente apareció, allí estaba frente a sus dos luceros brunos la solución al angustioso contratiempo: " El sacador de espinas".

Convencida de que después del tratamiento, al que sería por supuesto sometida, quedaría totalmente restablecida de sus dolencias, de sus heridas, brújula en mano puso rumbo a la consulta del sacador de espinas. 

Llegó finalmente con el pobre corazón espinado saliéndosele por la boca. 


Una placa, en la calle de los Dolores sin número, indicaba que ya se hallaba en el lugar elegido.

Asunción


Ennio Morricone "La Misión."